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Exposición 4

El azul de Japón, teñido con
espíritu y artesanía

¿Qué es la “belleza funcional” japonesa
y cómo perdura en nuestra vida cotidiana?
Esta pregunta está en el corazón de
la serie clásica de relojes Seiko Presage,
nacida del concepto de “lucir con elegancia
la belleza japonesa.”
Con movimientos mecánicos refinados y
diseños inspirados en la “belleza funcional” japonesa,
esta serie rinde homenaje a la esencia de la artesanía.
El Museo Presage,
como complemento de la serie,
ofrece una
plataforma para explorar cómo el singular sentido de la
belleza japonesa se preserva y se transmite.
En esta cuarta edición,
nos trasladamos a la
Prefectura de Tokushima –
reconocida por su tradición centenaria de
teñido natural con índigo.

El índigo de Tokushima:
una tradición viva en cada tono de azul

Ranshu Yano, maestro Aishi
(artesano certificado en teñido con índigo mediante fermentación natural con lejía),
Hon-Ai Yano Studio
Reki Nagahara,
productor de Awa Indigo,
in Between Blues

Tokushima ha sido durante mucho tiempo una de las principales regiones productoras de sukumo, un tinte natural de índigo obtenido mediante la fermentación de tadeai (planta de índigo japonesa). El sukumo producido en Tokushima, conocido como Awa-ai, es elaborado con gran precisión por artesanos expertos utilizando técnicas tradicionales de fermentación. Este tinte de alta calidad se usa en el proceso de teñido con índigo, realizado mediante métodos ancestrales. La cultura del índigo en Tokushima, sustentada en los recursos naturales locales y transmitida a lo largo de generaciones de artesanos, refleja la filosofía japonesa de la belleza funcional.

Ecos en azul:
manteniendo viva el alma del índigo

Dando vida al índigo

Para Ranshu Yano, maestro tintorero de Tokushima, el índigo no es solo un material: es un compañero vivo. Practicando el método tradicional de hon-aizome (teñido con índigo mediante fermentación natural con lejía), describe el líquido de índigo como un ser sensible, con sus propios estados de ánimo y necesidades. “Una vez que un lote ‘nace’, comienza a envejecer, se use o no”, explica. El verdadero desafío consiste en mantener su vitalidad, interpretando señales sutiles e invisibles —su olor, su textura, su temperatura y el color que deja en la mano—. Esto requiere una observación aguda, intuición experimentada y una disciplina profunda, casi espiritual.

El proceso de teñido es física y emocionalmente exigente. Por ejemplo, para lograr un tono muy profundo e intenso de azul marino —el mismo que solían preferir los samuráis—, cada pieza debe sumergirse en el baño fermentado de índigo durante un tiempo preciso, luego escurrirse suavemente y exponerse al aire para oxidarse. Este ciclo puede repetirse 30 veces o más. El proceso requiere juicio y sensibilidad refinados. “No usamos temporizadores”, dice Yano. “Nuestras manos y ojos simplemente lo saben.” Sus brazos, permanentemente teñidos de azul, son una insignia de más de cuatro décadas de experiencia.

Más allá de sus tonos, el índigo natural ofrece cualidades extraordinarias. El tinte fermentado actúa como antiséptico y repelente natural de insectos, lo que lo convierte en una opción ideal para prendas en contacto directo con la piel. “Incluso la ropa para bebés puede teñirse con total seguridad”, comenta Yano.

Una cultura de artesanía y respeto

En el teñido tradicional con índigo, dos tipos de artesanos han mantenido viva la tradición durante generaciones: los aishi, que producen el sukumo —un material fermentado hecho a partir de hojas secas de tadeai (índigo japonés)—, y los someshi, que lo utilizan para preparar los baños de tinte y colorear los tejidos. Estas funciones, históricamente separadas, requieren conocimientos profundos. Aunque la demanda y la mano de obra han disminuido desde la época dorada del oficio, iniciativas locales como el programa de revitalización de Aizumi Town buscan formar nuevas generaciones de artesanos tanto en la producción de sukumo como en el teñido. Yano enseña a jóvenes aprendices y cultiva tadeai, no solo para preservar la técnica, sino también para transmitir su espíritu a visitantes de todo el mundo.

Su dedicación va más allá de la técnica: abarca también las herramientas y rituales que rodean la práctica. El índigo se fermenta en tinajas de cerámica artesanal de Otani, y el sake que se añade al baño de tinte se ofrece primero en un altar doméstico. “No se trata de religión”, dice. “Se trata de empezar con respeto.” Esta reverencia hacia el proceso —la atención silenciosa y constante— resuena en todas las artes tradicionales de Japón, desde la forja de espadas hasta la elaboración del sake.

Yano también habla del concepto de yo no bi, la estética japonesa de la belleza funcional. “El índigo natural brilla más con cada uso”, afirma. “Su belleza no es estática: se afina, se llena de vida. Ese es el espíritu del yo no bi.”

Sobre el color, el arte y la belleza japonesa

Yano habla del color con reverencia. Los célebres “cuarenta y ocho tonos de índigo”, desde el etéreo asagi hasta el casi negro kachi-iro, no son simples resultados técnicos. “Cada tono tiene un nombre. Cada tono tiene una historia”, afirma.

Cuando se le presentó un reloj de la serie Seiko Presage Classic con una esfera curva en un tono de índigo inspirado en la seda, Yano se emocionó visiblemente. “El color es perfecto”, dijo. “Ni demasiado claro ni demasiado oscuro: exactamente como uno de los tonos clásicos de ai que tratamos de preservar.” Admiró no solo el tono, sino también el brillo suave y las líneas fluidas del reloj, que evocaban la profundidad estratificada del índigo teñido sobre seda. “Se siente como algo creado con un profundo respeto por nuestra tradición.”

Para Yano, la serie Presage Classic es más que un reloj hermoso: es un puente significativo entre la artesanía tradicional japonesa y el mundo moderno. “Así es como debe ser el yo no bi,” dijo, refiriéndose al ideal japonés de belleza funcional. “Cuando algo es práctico y bello a la vez, y mejora con el uso, permanece a nuestro lado durante mucho tiempo.”

En una época dominada por la rapidez y lo desechable, la filosofía de Yano —y la elegancia discreta de Presage— ofrece una alternativa basada en el cuidado, la durabilidad y la armonía. “No forzamos los resultados”, dice. “Escuchamos, respondemos y dejamos que la obra se convierta en lo que debe ser.” Eso también es el espíritu de la belleza japonesa.

Foto de Ranshu Yano, Hon-Ai Yano Studio

Ranshu Yano, Hon-Ai Yano Studio
(artesano certificado en teñido con índigo mediante fermentación natural con lejía)

Foto de hojas secas de tadeai y del SPB525

Hojas secas de tadeai y el SPB525.

Foto del SARX133
  • Foto del SARX133
  • Foto de productos teñidos con índigo: chaquetas, camisas, corbatas y artículos de uso diario como pañuelos y toallas.

    Más allá del kimono, Yano crea una amplia gama de artículos teñidos con índigo: chaquetas, camisas, corbatas y objetos de uso cotidiano como pañuelos y toallas. También confecciona ropa para bebés que aprovecha la suavidad natural del índigo sobre la piel, así como piezas decorativas para el hogar.

  • Foto de la habitación Awa-Ai

    En la habitación Awa-Ai del AoAwo Naruto Resort, un hotel frente al mar en Naruto, los objetos teñidos con índigo llenan el espacio: desde cojines y lámparas hasta puertas correderas fusuma e incluso elementos arquitectónicos en el tokonoma. Diseñada por Ranshu Yano, toda la estancia irradia una elegancia serena en tonos azul índigo.

Horizontes del índigo:
tonos de mar y cielo

Regresando al índigo

Nacido y criado en Tokushima, Reki Nagahara creció rodeado de índigo sin ser plenamente consciente de su profundidad o valor. “No fue hasta que dejé Tokushima y regresé años después que lo vi con otros ojos”, recuerda. Lo que antes le parecía cotidiano se reveló como un símbolo extraordinario de lugar, memoria y belleza. Hoy, el Sr. Nagahara canaliza este redescubrimiento en actividades intergeneracionales: desde talleres de teñido para niños hasta exposiciones reflexivas para adultos. “Quiero que personas de todas las edades se sientan conectadas con esta tradición”, dice. “No se trata solo de técnica, sino de identidad y de la silenciosa belleza de la vida diaria en Japón.”

Este sentido de identidad se relaciona estrechamente con su visión de la belleza japonesa. “Para mí, la belleza japonesa no es algo estridente o decorativo”, afirma. “Es algo honesto, vivido. Proviene de los materiales naturales, de los tonos tranquilos y de las huellas del cuidado y del uso.” En el índigo, ve una encarnación perfecta de esta filosofía: un material arraigado a la tierra, humilde en su origen y perfeccionado por la mano humana.

La paleta de la naturaleza, el abrazo del índigo

La práctica de teñido con índigo del Sr. Nagahara se inspira directamente en la naturaleza. “Los colores que más me conmueven son los que se ven en el horizonte, donde el océano se encuentra con el cielo”, comenta. Sus obras con índigo no son uniformes; están llenas de matices, movimiento y las sutilezas de la luz y la profundidad. “El índigo no es solo un color. Tiene gradación, vida, emoción.”

Igualmente importante para él es cómo se siente el índigo. El tinte tradicional hon-ai por fermentación es suave con la piel y apreciado por sus propiedades antimicrobianas. “La gente suele decirme que, una vez que empiezan a usar prendas teñidas con índigo, no quieren volver atrás”, dice. Esta conexión entre comodidad y belleza refuerza su creencia en la belleza funcional japonesa. “Cuando algo te sirve bien y dura en el tiempo, deja de ser solo práctico y se convierte en bello”, explica. “Esa es la clase de belleza que intento crear: cosas que se sientan bien en la mano y en el corazón.”

Índigo, seda y la transmisión de la belleza

El Sr. Nagahara quedó profundamente impresionado al ver los relojes de la serie Presage Classic, especialmente sus esferas índigo y texturas inspiradas en la seda. “El azul era matizado y cálido, no plano ni frío. Me recordó cómo el índigo refleja la luz desde distintos ángulos”, señala. “La forma en que la esfera se curvaba y brillaba... había en ella una suavidad, como en una pieza de tela fina.” Sintió que el diseño capturaba con éxito la esencia visual y táctil de los materiales japoneses.

También destacó la singularidad de la seda japonesa: “Tiene una finura y una consistencia difíciles de reproducir. Se siente viva al tacto.” Combinar el brillo sutil de la seda con la profundidad del índigo, según él, permite comunicar la estética japonesa a públicos internacionales a través de una forma familiar: un reloj de pulsera.

De cara al futuro, el Sr. Nagahara considera que colaboraciones de diseño como la serie Presage Classic son clave para transmitir la belleza japonesa a las generaciones venideras y a los admiradores del extranjero. “Cuanto más logremos incorporar nuestros valores en los objetos cotidianos, más perdurable será nuestra cultura. Los relojes, la ropa, incluso los envases: todos son recipientes de historias.”

Al preguntarle cuáles son los próximos pasos para preservar las tradiciones del índigo, no duda en responder: “Debemos seguir creando. Pero también debemos enseñar, mostrar e invitar a otros a participar. Así es como construimos el futuro: no aferrándonos al pasado, sino tiñendo nuevos hilos en el tejido.”

Foto de Reki Nagahara, productor de Awa Indigo, in Between Blues

Reki Nagahara
Productor de Awa Indigo, in Between Blues

Foto del SARJ011
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  • Foto del SARX133
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  • Foto del Sr. Nagahara mostrando sus creaciones teñidas con índigo

    Una elegante tienda curada por el Sr. Nagahara expone sus creaciones teñidas con índigo, incluyendo objetos inspirados en la costa como tablas de surf teñidas con índigo.

  • Foto de hojas secas de tadeai, sukumo, semillas de índigo y salvado de trigo, junto a libros sobre el teñido con índigo

    Una exhibición elegante de hojas secas de tadeai, sukumo, semillas de índigo y salvado de trigo, junto con libros sobre teñido con índigo, ofrece a los visitantes del café una visión de la rica cultura del índigo de Tokushima.

Legados del índigo: donde convergen arte, cultura y tiempo

El Sr. Yano, un experimentado someshi (artesano tintorero), habla de la precisión y paciencia necesarias para mantener los baños de tinte por fermentación natural, preservando técnicas centenarias mientras produce tonos ricos y expresivos. El Sr. Nagahara, inspirado por el mar y el cielo de Tokushima, aporta una nueva perspectiva al atractivo cultural y sensorial del índigo, defendiendo su suavidad sobre la piel y su profundidad emocional. Ambos comparten un profundo compromiso con el yo no bi —la belleza funcional— y con transmitir este legado mediante la educación, la artesanía y la colaboración. Sus filosofías resuenan con el espíritu de la serie Seiko Presage Classic, que celebra la estética japonesa a través de la relojería mecánica. Así como estos artesanos utilizan el índigo para expresar la belleza de la vida cotidiana, Presage ofrece una plataforma para compartir esa sensibilidad con el mundo, uniendo tradición e innovación, pasado y futuro, Japón y el mundo.

Elementos que expresan
la belleza de Japón ×
Seiko Presage Classic Series
La costa de Tokushima

Foto de la costa de Shishikui, en el sur de Tokushima – hogar del estudio de teñido con índigo de Reki Nagahara, in Between Blues, y del SPB527

La costa de Shishikui, en el sur de Tokushima – hogar del estudio de teñido con índigo de Reki Nagahara, in Between Blues, y del SPB527.

Donde el mar se encuentra con el cielo:
los encantos costeros azulados de Tokushima

La prefectura de Tokushima, situada en el extremo oriental de la isla de Shikoku, cuenta con una impresionante línea costera que refleja los cambiantes estados de ánimo del mar y el cielo. A lo largo de su extensión se encuentran playas de asombrosa claridad, cabos acariciados por el viento y tranquilas bahías interiores, cada una con su propia expresión de azul. Estos paisajes marinos son mucho más que vistas escénicas: son el telón de fondo de una arraigada cultura marítima y de una vibrante tradición pesquera que ha definido la identidad de la región durante siglos.

Desde los rugientes remolinos del estrecho de Naruto hasta las tranquilas ensenadas de la costa sur, los mares de Tokushima ofrecen tanto majestuosidad como abundancia. Una de sus capturas más preciadas es la dorada de Naruto, criada por las poderosas corrientes del estrecho. Con su textura firme y su sabor delicado, simboliza la extraordinaria calidad de los productos del mar de la región. Tokushima también es famosa por su alga wakame de Naruto —cultivada en las mismas mareas que generan los célebres remolinos—, así como por su pez limón y su congrio. En el sur de la prefectura, la langosta japonesa (ise-ebi) es otra exquisitez reconocida.

Más allá de su atractivo gastronómico, estas zonas costeras encarnan un modo de vida. Las aguas tranquilas de la bahía de Uchinoumi, protegidas por islas, son ideales para la pesca pausada, mientras que la costa sur, de tipo ría, con sus ensenadas intrincadas y playas bordeadas de pinos, invita tanto a la contemplación como a la exploración. Las experiencias marítimas —desde el kayak hasta los cruceros costeros— permiten a los visitantes sumergirse en los ritmos naturales de Tokushima.

Incluso los colores del mar cuentan una historia. Los artistas y artesanos de Tokushima, especialmente aquellos dedicados al tradicional aizome (teñido con índigo), suelen inspirarse en los tonos profundos y las brumas azul celeste que se aprecian a diferentes horas del día a lo largo de la costa. Ya sea la suave luz azul de la mañana en la playa de Ohama o el brillo del mar vespertino en Osato Matsubara, las costas de Tokushima son una paleta viva: un homenaje cambiante a la belleza de la naturaleza y a la cultura que esta inspira.

  • Foto de la playa de Ohama

    La playa de Ohama, en la localidad de Minami, es un conocido lugar de anidación de tortugas marinas y alberga el Museo de la Tortuga Marina de Hiwasa, donde nada activamente Hamataro, la tortuga marina más longeva del mundo conocida.

  • Foto del puente Onaruto

    Situado entre la ciudad de Naruto, en la prefectura de Tokushima, y la isla de Awaji, en la prefectura de Hyogo, el estrecho de Naruto tiene solo 1,3 kilómetros de ancho. La diferencia de niveles del agua provocada por el flujo y reflujo entre el mar Interior de Seto y el canal de Kii genera una corriente poderosa que produce espectaculares remolinos. Considerados entre las tres corrientes de marea más grandes del mundo, estos remolinos pueden alcanzar hasta treinta metros de diámetro. El puente Onaruto cruza el estrecho y actúa como un enlace clave entre la isla de Shikoku y la región de Kansai.

  • Foto del mar de Uchino

    Junto al estrecho de Naruto se encuentra el sereno mar de Uchino, un cuerpo de agua tranquilo rodeado de islas. Con sus olas suaves y escaso oleaje, ofrece condiciones ideales para la pesca en balsas, y alrededor de 140 plataformas pesqueras se extienden sobre su superficie. En un crucero, los visitantes pueden disfrutar tanto de la belleza apacible del mar de Uchino como de la intensidad dramática del estrecho de Naruto: dos aspectos contrastantes pero igualmente cautivadores de la costa de Naruto.

  • Foto del alga wakame de Naruto, conocida por su textura firme y sabor – servida con sashimi o como protagonista de platos como el wakame shabu-shabu

    Los mares de Tokushima rebosan vida marina. La dorada roja capturada en las rápidas corrientes del estrecho de Naruto desarrolla una carne firme y de alta calidad, y se comercializa bajo la marca “Naruto Tai”, un producto premium. El congrio, del que Tokushima se sitúa entre los primeros puestos en volumen y valor, es especialmente apreciado en la región de Kansai, incluidas Kioto y Osaka. El pez limón local también es excepcional. El alga wakame de Naruto es famosa por su textura elástica y su sabor, servida tanto con sashimi como en platos principales como el wakame shabu-shabu, una fondue japonesa.

Elementos que expresan
la belleza de Japón ×
Seiko Presage
Classic Series
Cerámica Otani

Foto del SARJ011

Tradición en arcilla y color:
la evolución índigo de la cerámica Otani

Gran arcilla y el aliento del índigo

En el distrito de Otani, en Tokushima, el arte distintivo de la cerámica Otani (Otani-yaki en japonés) se ha caracterizado durante siglos por su capacidad para crear recipientes de gran tamaño. Grandes tinajas de fermentación (aigame) para teñido con índigo, lavabos e incluso bañeras han surgido de hornos cuyo tamaño solo se compara con la ambición de sus artesanos. Estas piezas de gran escala requieren técnicas especializadas como el nerokuro, un método en el que un artesano acciona un torno horizontal con el pie mientras otro da forma al barro —una habilidad rara que hoy solo conservan dos talleres de cerámica en la región.

La conexión de la cerámica Otani con el aizome (teñido con índigo) va más allá de la geografía compartida. A diferencia del acero o el plástico, los recipientes cerámicos permiten el paso del aire a través de sus paredes, creando un entorno respirable esencial para la fermentación natural del índigo.

Belleza funcional en cada tono

Con el objetivo de redefinir la imagen tradicional de la cerámica Otani —conocida por sus esmaltes oscuros en tonos marrones—, Naoki Onishi creó la serie Ai–Indigo, un paso audaz que rinde homenaje a la identidad de Tokushima. El esmalte, de tonos intensos y profundos, fue desarrollado mediante una cuidadosa experimentación con materiales, incorporando cenizas procedentes de talleres de aizome tras la eliminación de la lejía. Este acto de reutilización expresa una filosofía más profunda: la belleza y la sostenibilidad pueden —y deben— coexistir.

El Sr. Onishi destaca que estas piezas están hechas para ser utilizadas. “Solo se comprende su belleza cuando se coloca algo en ellas”, explica. Los platos cobran nueva vida al llenarse de verduras verdes, carnes oscuras o salsas amarillas.

Esta creencia le resonó profundamente al descubrir la serie Seiko Presage Classic. Las superficies curvadas de los relojes, sus texturas matizadas y sus esferas inspiradas en el índigo le recordaron las cerámicas vidriadas al reflejar la luz. “Brillan de forma distinta según el ángulo”, comentó. “Es como los sutiles cambios en la cerámica después de la cocción: una belleza difícil de controlar, pero profundamente humana.”

Para el Sr. Onishi, Presage expresa los mismos valores que su taller busca encarnar: armonía entre tradición e innovación, elegancia a través del uso y una apreciación japonesa única por lo imperfecto, lo táctil y lo vivido. Al igual que la cerámica Otani, los relojes cuentan una historia —no solo de artesanía, sino de continuidad cultural hecha visible en lo cotidiano.

Foto de Naoki Onishi, presidente y director general de Onishi Pottery, horno de cerámica Otani

Naoki Onishi
Presidente y director general de Onishi Pottery,
horno de cerámica Otani

Foto de cuba de índigo

Cuba de índigo

  • Foto de la serie Ai–Indigo

    La serie Ai–Indigo cautiva con sus ricos tonos azules profundos.

  • Foto del esmalte personalizado desarrollado por Onishi

    Tradicionalmente conocida por sus esmaltes terrosos en tonos negros y marrones, la cerámica Otani ha tomado un nuevo rumbo gracias a la visión del Sr. Onishi, de Onishi Pottery. Inspirándose en el teñido con índigo, desarrolló un esmalte personalizado que captura los intensos azules del aizome, dando origen a la serie Ai–Indigo. Esta colección contemporánea reinterpreta el patrimonio cultural de Tokushima en forma cerámica, combinando tradición arraigada con una sensibilidad moderna y un compromiso con la belleza funcional.

  • Foto de alfareros de Otani utilizando un torno horizontal de pie para lograr un control de velocidad preciso, imposible con motores eléctricos

    Producir recipientes de gran tamaño, como las cubas de índigo de 2.800 litros, requiere técnicas igualmente monumentales. Los alfareros de Otani emplean un torno horizontal único, accionado con el pie, que permite un control de velocidad sutil que los motores eléctricos no pueden igualar. Este proceso sincronizado entre dos personas es una de las señas de identidad de la ingeniosidad de la cerámica Otani.